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Revista Sexología y Sociedad. 2014; 20(1)
ISSN 1682-0045
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COMUNICACIONES

Creación cultural en la prevención social de la epidemia
de VIH/SIDA en Cuba

Cultural creation in social prevention of the HIV/AIDS epidemic in Cuba

Dra C Nereida Rojo Pérez,* MSc. Yisel Torres Rojo, ** MSc. Francisca Gómez Hernández, *** Lic. Norma Rita Guillard Limonta****

*Socióloga, doctora en Ciencias de la Salud, máster en Salud Pública y en Tecnología Educativa, profesora titular y consultante e investigadora agregada (Escuela Nacional de Salud Pública). **Licenciada en Educación, máster en Promoción y Educación para la Salud, profesora asistente e investigadora agregada (Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri). ***Enfermera, máster en Salud Poblacional,  profesora (División Académica de Ciencias de la Salud, Universidad Juárez Autónoma de Tabasco). ****Psicóloga, secretaria ejecutiva (Sociedad Cubana de Psicología) y presidenta (sección de Género, Identidad y Diversidad en la Comunicación Social).

nereida.rojo@infomed.sld.cu; yisel@ipk.sld.cu; fran_gom1980@hotmail.com;guillardlimonta@yahoo.com

RESUMEN

Los proyectos de creación cultural para la prevención del sida surgen ante la expansión del VIH y la necesidad de integrar las acciones para contrarrestar los efectos de la epidemia utilizando los recursos objetivos y subjetivos de la  población, que le dan identidad y la vinculan con su entorno. En la práctica estos proyectos se han difundido y se les atribuyen influencias positivas en las políticas de gestión local en el plano promocional y preventivo, en el desarrollo de la participación social, en la aplicación del enfoque de género y en la disminución del estigma y la discriminación, así como en la aceptación de la diversidad sexual. El trabajo que se presenta hace un análisis del marco teórico que los sustenta y presenta los resultados de una evaluación efectuada a proyectos socioculturales para la prevención del VIH que se ejecutan en el país, coordinados por los ministerios de Salud Pública y de Cultura, utilizando una metodología cualitativa. Las técnicas comprendieron localización y revisión de documentos, entrevistas a expertos e informantes claves, grupos de discusión, y observación de la ejecución de acciones de los proyectos en provincias seleccionadas. En general se encontró que si bien los proyectos tienen diferentes niveles de desarrollo creativo y madurez artística, es posible encontrar en estos un conjunto de buenas prácticas y lecciones aprendidas que deben contribuir a su perfeccionamiento y generalización en ámbitos comunitarios para la prevención del VIH y otras entidades, y al desarrollo de la cooperación comunitaria y de la responsabilidad con la salud propia y la de los semejantes.

Palabras claves: enfoque sociocultural, enfoque sociocultural y VIH, proyectos de prevención del VIH, buenas prácticas en la prevención del VIH, proyectos culturales y salud, cultura y salud

ABSTRACT

Sociocultural projects for the prevention of HIV appear due to the necessity of avoiding the spread of this disease and of integrating different actions to counteract the effects of this epidemic with the use of objective and subjective resources from the population, so as to add identity and environmental relations to them. These projects have been increasing and been also associated with positive influence on the definition of local policies at promotional and preventive levels, the development of social participation, the implementation of gender approach, the decreasing of stigma and discrimination, and the acceptance of sexual diversity. This paper analyzes the theoretical framework that supports those projects and describes the results of an evaluation of some of them developed in Cuba by the ministries of Public Health and of Cultural Affairs with a qualitative methodology. The techniques included document reviews, interviews to experts and key informants, discussion groups, and the observation of project activities in selected provinces. The findings suggest that although the evaluated projects have different levels of creative development and artistic maturity, it is possible to find a group of best practices and learned lessons that could contribute to their improvement and generalization in communities in order to prevent HIV and other sexually transmitted diseases, and to develop the cooperation among members of the community and the responsibility for the health of others and their own.

Key words: sociocultural approach, sociocultural approach and HIV, projects for HIV prevention, good practicing in HIV prevention, cultural projects and health, culture and health

¿Por qué esta magnífica tecnología científica que nos ahorra trabajo
y nos hace la vida más fácil, nos aporta tan poco?
Simplemente porque aún no hemos aprendido a usarla con tino […]
ni tampoco hemos aprendido a compartirla ni a ponerla al servicio
de quienes más la necesitan.

Mirta Roses, en Cumbre Mundial Ministerial de Investigación en Salud,
Ciudad de México, 2004.

Introducción

Los proyectos de creación cultural en la prevención del VIH/sida conforman un sistema de acciones en el área de la educación, la promoción de la salud sexual y la prevención de enfermedades, en el que se asume como referente el universo cultural de los diferentes actores sociales involucrados. En términos operacionales, se trata de alternativas viables para adaptar las acciones de información, educación y comunicación en VIH/sida a las mentalidades, creencias y sistemas de valores de la población, con el fin de lograr modelos de comportamiento basados en la toma de conciencia y la responsabilidad con la salud (1).

También dan la posibilidad de diseñar intervenciones que contribuyan al desarrollo de políticas y estrategias inclusivas, desde el ámbito local y nacional, que cuenten con la participación de los actores sociales involucrados. Transformar el comportamiento de los seres humanos de manera sostenible constituye uno de los mayores retos de quienes apuestan por una larga vida para la especie humana, lo que supone un despliegue de talentos, recursos y voluntades que, en efecto, pudiesen derivar en acciones eficaces para el cambio anhelado.

Los proyectos originados desde la actividad cultural son una vía para tal propósito, pues permiten dinamizar capacidades a partir de las experiencias de vida y de las diferentes identidades de los propios actores involucrados.

En su matiz sociológico, representan a esa imaginería popular que permite a los grupos sociales reestructurar las experiencias de la vida cotidiana, material y espiritual para construir espacios propios desde lo objetivo y lo subjetivo. Son espacios sociales que se han difundido en los últimos veinte años como respuesta de las poblaciones ante la expansión mundial del VIH y sus secuelas.

Expertos y organismos internacionales coinciden en subrayar la novedad del enfoque sociocultural en la prevención del sida, su flexibilidad y sus potenciales resultados, a través de su articulación con políticas nacionales o locales de carácter transdisciplinario e intersectoriales, aun cuando se constata la parvedad de las evidencias acerca de su efectividad (2).

Otros desafíos y dilemas se derivan del concepto mismo de cultura y de los problemas teóricos, metodológicos, epistemológicos y éticos asociados a su operacionalización como conjunción de lo simbólico y lo material de cada pueblo, y de las diferentes vulnerabilidades de grupos e individuos frente al contexto biológico, social, económico y cultural del VIH.

Con los proyectos de prevención del VIH desde la perspectiva cultural, se trata de innovar y producir nuevas cualidades a partir de encontrar respuestas para enfrentar a los escépticos de tal cambio, impedir su banalización y sobre todo brindar a creadores y gestores instrumentos para el análisis introspectivo desde una perspectiva más objetiva con la cual obtener información para la toma de decisiones propia, una mirada hacia adentro.

En Cuba, donde se ha enfrentado la epidemia de manera exitosa, se ha constatado que mensajes intelectualmente bien comprendidos no alcanzan el nivel de interiorización requerido ni los cambios esperados en el comportamiento de las poblaciones más vulnerables; por tanto, en la búsqueda de nuevas respuestas se han generado en las comunidades, unido a otras estrategias de desarrollo local, un conjunto de proyectos culturales para la prevención del VIH basados en lo más autóctono de las artes de cada territorio. El enfoque cultural en el tema ha tenido dos líneas de acción fundamentales:

  1. Identificar los fundamentos culturales, antropológicos y sociológicos que impiden el ejercicio de un sexo seguro y protegido.
  2. Entender los fundamentos culturales para emplearlos en la modelación de acciones que permitan lograr cambios en áreas sensibles como las políticas y programas de prevención del VIH/sida, los cuidados esenciales y las actitudes ante (y de) las personas infectadas o enfermas.

Desarrollo

Antecedentes del enfoque cultural en la prevención del VIH
En Cuba se han venido realizando diferentes acciones para desarrollar el enfoque sociocultural en la prevención, iniciado por el Centro Nacional de Prevención de las ITS-VIH/SIDA del Ministerio de Salud Pública, con el concurso de la UNESCO, y dirigido prioritariamente hacia los grupos vulnerables a la epidemia. La amplia expansión del VIH/sida desde su aparición y la complejidad biosocial que le es inherente, hicieron imprescindible integrar los esfuerzos de diversos actores sociales que trabajan internacional, nacional y localmente en la prevención como vía necesaria para contrarrestar los efectos negativos de la epidemia en las personas, la familia y la sociedad.

El carácter interdisciplinario de este enfoque ha mostrado su validez para influir en los diversos segmentos de la población, atendiendo a sus potencialidades de riesgo y, especialmente, valorando los rasgos de identidad cultural, social y económica que los distinguen, de tal modo que puedan concebirse las estrategias adecuadas para realizar el trabajo educativo y preventivo que demanda cada contexto, circunstancia y población.

Las respuestas nacionales más eficaces son las que se adaptan a las necesidades específicas de un país, las cuales tienen en cuenta las situaciones concretas que hacen que las personas sean vulnerables al VIH y a sus efectos, y saben aprovechar los puntos fuertes de la población y de las instituciones que trabajan el tema. Por tanto, en materia de prevención se le ha dado mucha importancia a la adopción del enfoque sociocultural y a considerar los recursos culturales de una población (estilos de vida, sistemas de valores, tradiciones, creencias y derechos humanos fundamentales) como referencias claves para la implementación de acciones de proyectos y programas.

La labor de prevención se realiza con la participación de los promotores, en su mayoría voluntarios, surgidos de los diferentes grupos, con sus patrones, normas sociales, tradiciones y costumbres, quienes se preparan como agentes de cambio para movilizar los recursos culturales de las comunidades.

La esencia de los presupuestos anteriores ha guiado a creadores, expertos culturales, trabajadores de salud y otros especialistas que laboran en este campo de amplias posibilidades de acción. Desde 1998, con el nacimiento del proyecto conjunto UNESCO/ONUSIDA «Un enfoque cultural de la prevención y la atención del VIH/sida», tales concepciones se hicieron presentes en la gestión cotidiana de los especialistas y creadores como soportes de la reflexión y los actos destinados a comprender, potenciar y activar la presencia de los factores culturales en la lucha contra la pandemia. Parte indiscutible de esta lucha lo constituye la educación preventiva y la búsqueda de estímulos para modificar los comportamientos de riesgos de las poblaciones, así como la percepción negativa de la enfermedad y la estigmatización hacia las personas que viven con VIH/sida y sus familiares.

Con el propósito de dar pasos en la instrumentación práctica de este proyecto conjunto, en 1999 se realizó en Cuba un estudio sobre el tema (3), coordinado por el Centro Nacional de Prevención de las ITS-VIH/SIDA, conjuntamente con la UNESCO. Estudios semejantes se realizaron en varios países de tres regiones: África subsahariana, Asia Pacífico y el Caribe (4).

Los resultados de las investigaciones desarrolladas fueron publicados a partir de sus confrontaciones en varios talleres regionales, realizados entre abril y junio de 1999, en los que se validaron la trascendencia de las experiencias y se trazaron pautas para sustentar la prevención aplicando el enfoque cultural con estrategias, políticas, proyectos y trabajo en el terreno.

Especial significación tuvo la celebración en La Habana, en julio de 2006, del Taller Nacional de Evaluación y Monitoreo, en el que una vez más los creadores y expertos consideraron favorablemente el papel determinante que desempeña la cultura y su implicación en las acciones de las poblaciones en la lucha contra el VIH/sida, sobre la base de sus propias referencias. El evento aprobó también la publicación de la guía metodológica VIH/sida: una respuesta desde la cultura y promovió la elaboración de un inventario nacional que registrara las iniciativas de proyectos socioculturales afines a los objetivos avalados por el enfoque cultural (5).

La definición de la UNESCO de cultura identifica el hecho de que el proceso salud-enfermedad y las formas de respuesta social ante sus manifestaciones son conceptos internos de cada cultura, en calidad de sistema que condiciona y modela socialmente los comportamientos y modos de actuación de los grupos poblacionales (6).

Los modos de actuación y las conductas que favorecen la transmisión del virus, están determinados por un contexto social marcado por la pobreza, la migración, la drogodependencia, los estilos de vida estridentes y la desintegración de la familia, con la consiguiente pérdida de valores. Esto ha hecho que la pandemia de VIH/sida, como crisis de salud pública y de desarrollo social sostenible, como drama humano y problema médico-social, haya demandado de los involucrados intervenciones más creativas, redimensionando los conceptos y la importancia de los factores culturales en la búsqueda de respuestas para frenar la propagación de la epidemia (7).

Características de los proyectos de creación cultural en la prevención del VIH
Los proyectos de prevención del VIH desde la perspectiva cultural tienen como atributo más genuino que «lo artístico o el hecho cultural», entendido en su sentido más amplio, es el vehículo utilizado para lograr la conjunción entre el objetivo de la acción de educación y prevención con el sujeto cognoscente. En función de sus objetivos, pueden estar dirigidos a sensibilizar, informar, reflexionar e incrementar la percepción de riesgo en la población general (8).

Se trata de proyectos que van dirigidos a personas activas, capaces de analizar y sintetizar, y que están en constante relación con su entorno. Esto permite un movimiento del pensamiento que posibilita, junto al resto de sus experiencias vitales, un crecimiento humano.

En general, la creación de un proyecto ha de responder a una necesidad sentida y a una organización racional definida por el estudio de la realidad para el diseño de la propuesta creativa, sobre la base de la visión de los involucrados, y los rasgos y potencialidades de la cultura local. Debe contar con insumos y recursos que pueden provenir de fuentes gubernamentales o no, públicas o privadas, nacionales o locales y de la sociedad civil.

Los proyectos socioculturales de prevención del VIH tienen el compromiso de propiciar, en el contexto de una respuesta multisectorial más amplia, cambios en los conocimientos, actitudes, percepciones, creencias y estilos de vida de la población para disminuir el número de nuevas infecciones y el trato digno a las minorías sexuales, los portadores y los enfermos, además de la solidaridad con los afectados.

En ese sentido, la intención básica de estos proyectos es movilizar resortes que desarrollen el pensamiento crítico, lo que requiere de métodos de aprendizaje grupal en los que las experiencias creativas y lúdicas contemplen escenarios de diferentes niveles y grados de instrucción para propiciar el intercambio. Al decir de Freire:

[…] nace de una matriz crítica y genera criticidad […] puesto que […] los polos del diálogo se ligan con el amor, con la esperanza, con la fe de uno y otro, se hacen críticos en la búsqueda común de algo […] Solo el diálogo comunica [9].

Por tanto, esta propuesta cultural se inscribe dentro de la llamada educación popular, la cual lleva implícita una pedagogía de la transformación al poner en práctica la desconstrucción yreconstrucción de saberes.

La educación popular como técnica educativa tiene entre sus bases metodológicas y epistemológicas el concepto de que la cotidianidad se comporta como una parte importante y particular del proceso de aprendizaje. A través de esta se reenfocan los prejuicios, las actitudes y los valores que se quiebran ante la indiscutible verdad del otro junto a nosotros: el otro que comparte, coopera, discute, pero sobre todo se convierte en ejemplo asequible del reflejo distorsionado que tenemos de los que son diferentes por profesión, ocupación, credo, militancia o preferencia sexual (10).

Con frecuencia en este tipo de proyectos la labor de educación se efectúa sobre la base de promotores, voluntarios surgidos de la propia comunidad, con el asesoramiento o acompañamiento de especialistas, así como de artistas profesionales o aficionados, incluso surgidos del propio grupo, quienes comparten necesidades, sentimientos y problemáticas comunes, pero que tienden a ser inestables.

Dicho intercambio de información, emociones y valores entre los miembros del grupo propicia la participación y la comunicación, entendida como la emisión-recepción de mensajes entre interlocutores en estado de total reciprocidad.

En síntesis, se alude a la creación de un sistema de conocimientos que enriquezca el imaginario y la cultura de los diferentes grupos sociales, modifique su visión del mundo y propicie su transformación. Se trata de la identificación de recursos culturales que permitan mejorar la calidad de vida y el crecimiento intelectual de las personas para ampliar las dimensiones de la salud y reducir las contentivas de la enfermedad, en particular en el campo de la salud sexual y reproductiva y de su principal obstáculo en este momento, la epidemia de VIH-sida.

Papel de la cultura en los proyectos
En los proyectos de creación cultural para la prevención del VIH, el arte es decisivo en el proceso comunicacional y participativo, gracias a su capacidad de recrear el mundo y permitir a los demás su reflexión y disfrute a través del prisma del creador, expresado en la obra artística. No obstante, la cultura, entendida en su sentido amplio y no limitada al campo de lo artístico, es la dimensión más integradora y permanente por ser en la cual se articula la subjetividad social y la producción simbólica, psicológica, ideológica y material, y se conforman las significaciones vitales de los acontecimientos sociales.

En la dimensión cultural confluyen la conservación de la tradición y la generación de posibilidades de innovación y de hallazgo de acciones originales, no inscritas en las respectivas costumbres de acción de los colectivos. Expresa igualmente el respeto a la pluralidad, el reconocimiento efectivo del derecho de todos a preservar su identidad, la aceptación de todas las culturas en la multiplicidad de sus manifestaciones y el entendimiento de la diversidad como riqueza.

Tal y como sostiene Vigotsky, la cultura crea formas especiales de conducta y cambia el tipo de actividad de las funciones psíquicas, según el proceso del desarrollo histórico (11). Por tanto, en los proyectos de creación cultural en VIH, se trata de potenciar el aprendizaje para una vida sana desde la multiplicidad, fortaleciendo la identidad, desarrollando la sensibilidad estética y la autoestima, concibiendo al espectador como actor y visualizando colectivamente situaciones de exclusión con la finalidad de mejorar al ser humano, sus condiciones y la creatividad colectiva.

En este sentido se puede hablar de la conformación de espacios comunitarios desde la cultura para la participación integral de los actores sociales en estos procesos autogestores reflexiva y creativamente en dos direcciones: la creación del espacio en sí y el desarrollo y la instalación de capacidades y competencias.

Acentuar la vivencia implica una posición vital para el desarrollo de las personas y para la integralidad de todo proceso transformador, lo que a la par encierra un factor facilitador de la participación y la movilización sociales.

Cuando se estimulan la creatividad, la poesía, el humor y los elementos culturales locales, es posible movilizar enormes energías, porque el placer de la comunicación supera a la fría lógica de lo cotidiano. Un acontecimiento, un hecho, una canción, un poema, un gesto, una dramatización, un libro o su fragmento, están siempre inmersos en tramas densas de lo subjetivo, tocados de múltiples razones, algunas más claras y cercanas, otras menos visibles y complejas.

Comunidad y cultura del desarrollo local
Los proyectos de prevención del VIH se desarrollan en un ámbito comunitario porque es el espacio donde transcurre la vida cotidiana de la gente, donde se conjugan el ser, el saber, el querer, el poder y el hacer. Quizás se trata del ámbito donde se expresa la cultura en su concepción más dinámica.

La comunidad excede una localización geográfica, pues es ante todo un conglomerado humano con sentido de pertenencia. Por tanto, es historia, tradiciones, intereses compartidos, realidad espiritual y física, costumbres, hábitos, normas, símbolos y códigos. Por eso puede estar ligada a un espacio grande o pequeño, un barrio o una entidad social, o un grupo específico de personas.

En el control del VIH uno de los elementos más trascendentes es la cabal comprensión de las intenciones subjetivas de las personas, lo que está en correspondencia con la identidad y la cultura comunitarias y su momento de desarrollo histórico. Se trata de entender lo que está más allá de la norma y del sentido común; lo que la diversidad, la particularidad y las individualidades generan en un marco de heterogeneidad, como resultado de elementos conocidos o no, inesperados, inexplicables, pero reales y concretos.

Por tanto, el proceso de construcción de capacidades previsto en los proyectos de educación en VIH engloba indagación de la realidad y aprendizaje de los actores para el planteamiento de la solución del problema, con un estricto cumplimiento del respeto a las personas, la beneficencia y la justicia, que implican el respeto a las costumbres sociales y el uso legítimo de la información.

La cultura es también el proceso de participación de cada ser humano en la creación y apropiación de significados y sentidos, explícitos o implícitos en la comunicación e interacción activa con su medio y sus semejantes. Esto le permite la satisfacción de sus intereses y aspiraciones.

Su contenido se centra en la actividad y en los procesos de participación, en los que cobra importancia el elemento educativo y formativo, la aceptación de la «otredad», el despliegue del talento, de estilos de vida participativos, del acercamiento entre los seres humanos. Se trata de evitar la excesiva centralización e imposición, la cual resta espontaneidad y empobrece las vivencias de cada grupo e individuo y el imprescindible clima estimulador para todo proceso de expresión y creación (12). Acabar con las barreras que distancian y enajenan a individuos y grupos, sería el primer paso para el cambio en términos de prevención y control del VIH.

Sin lugar a dudas, la participación constituye el prerrequisito de un verdadero proceso de desarrollo; es un acto democrático y un proceso de autoaprendizaje individual y colectivo que transcurre en el propio proceso de toma de decisiones e implica el compromiso activo de quienes deciden intervenir. Se define como el conjunto de actividades desplegadas por los distintos actores sociales (individuo, grupo y sociedad) en aras de un proyecto de acción que responda a sus necesidades y que se expresa en diferentes formas y niveles de intervención en la vida sociocultural; como un ejercicio de reflexión, a través del diálogo y la actuación de las personas, que permite la identificación y concientización de sus problemas y conflictos, junto a la búsqueda de estrategias para sus soluciones (13).

Como la participación no es algo abstracto sino concreto, uno de sus modos de expresión son los niveles. El primero de estos, el más elemental, es el de beneficiario, en el que la población meta es solo destinataria de programas y acciones culturales, elaborados por actores externos.

El resto de los niveles serían:

  • movilizativo: los sujetos se convocan a ejecutar tareas puntuales de estrategias ya diseñadas;
  • consulta, discusión y/o conciliación: los proyectos ya están conformados en sus aspectos esenciales y se pide la opinión, o se deciden alternativas de elementos no vitales;
  • delegación y control: se transfiere poder para aplicar o controlar un proyecto ya establecido,  en el que se admiten algunas variaciones, de acuerdo con el escenario en cuestión;
  • responsabilidad compartida y co-determinación: intervención en las decisiones, que incluye desde la identificación de las necesidades hasta la evaluación de las acciones.

Como se puede apreciar en el párrafo anterior, los individuos y grupos pueden desempeñar un rol activo o pasivo en la participación comunitaria, lo que constituye un elemento clave a la hora de evaluar los resultados, la trascendencia y la sostenibilidad de los proyectos con enfoque sociocultural.

Se trata de hallar las evidencias para demostrar su eficacia, generalizar las buenas prácticas e introducir las medidas correctivas cuando correspondan.

Enfoques y técnicas en la investigación cultural
La indagación cultural es una de las formas que asume la investigación social para estudiar el comportamiento humano, las relaciones sociales y el micromundo del hombre. Es una visión paradigmática eminentemente cualitativa que centra su atención en los valores, las concepciones y la interpretación que tienen de la vida diaria, del día a día, los que la viven.

Se trata de un proceso inductivo que implica recolectar y analizar datos de la vida cotidiana, en el que la comunidad y el medio local adquieren una nueva dimensión al interpretar lo que allí acontece sobre la base de nuevos datos o nuevos posicionamientos teóricos. La investigación cualitativa en este entorno asume dos modalidades básicas: el enfoque interpretativo etnográfico y la llamada investigación participativa (14).

El enfoque interpretativo etnográfico (EIE). Se conceptualiza como un proceso heurístico1 que intenta describir e interpretar de manera detallada, profunda y analítica las actividades, creencias o procesos cotidianos de los miembros de determinado grupo, que se llevan a cabo en el medio natural donde ocurren, buscando enmarcar los datos en un sistema cultural y social más amplio. En el paradigma científico interpretativo en que se basa, se asume de manera directa el aspecto de la subjetividad. Otorga un papel central a la perspectiva de los miembros del grupo en la interpretación de los procesos, porque intenta comprender la visión de «los otros», en particular de las minorías. Utiliza técnicas cualitativas intensivas: observación participante, entrevistas a profundidad y las historias de vida, entre otras.

Enfoque participativo. La investigación participativa parte de una postura crítica del tipo de sistema económico y político prevaleciente en la década de los sesenta en las sociedades latinoamericanas y surge en forma contestaria a la ciencia tradicional.

Los estudiosos de estas latitudes retoman la idea gramsciana de la creación de una cultura contrahegemónica, a partir de lo cual cuestionan los paradigmas de investigación europeos y estadounidenses, basados en la metodología experimental, por su incapacidad para explicar y solucionar los grandes problemas sociales.

La investigación participativa pretende realizar un análisis y comprensión de la realidad social para transformarla en beneficio de los propios individuos de una comunidad o grupo. Este enfoque tiene entre sus características distintivas el que sean los mismos interesados quienes se autoinvestigan, jerarquizan sus problemas y desarrollan acciones para resolverlos.

En el paradigma participativo, se concibe una participación orgánica, constante, creciente, autónoma y auténticamente representativa en un proceso en espiral de acción-reflexión. Asume la existencia de una ciencia popular y del poder de los grupos para transformar su realidad. Enfatiza en la acción transformadora como objeto de la investigación y como generadora del conocimiento. Utiliza técnicas para la búsqueda de consenso, como discusiones de grupo, grupos focales, sesiones públicas, seminarios comunitarios y todas las técnicas para el desarrollo de la creatividad grupal.

En síntesis, se puede afirmar que la investigación etnográfica-participativa es innovadora porque integra tres elementos básicos: investigación, educación-aprendizaje, acción. A través de esta, la comunidad puede aprender a conocer científicamente su realidad y cómo transformarla; de esta manera se apropia de los instrumentos de la ciencia. El proceso de investigación se realiza con una óptica desde adentro y desde abajo, pues involucra a toda la comunidad en el proyecto de investigación, con lo cual puede beneficiar a sus miembros directa e indirectamente.

Esta mirada es básica en los proyectos culturales de prevención del VIH, en los que las personas infectadas y afectadas han jugado un papel determinante con su participación en la disminución del estigma y la discriminación, y en su empoderamiento social. Este papel debe incrementarse como instrumento del conocimiento científico del grupo y sobre este para romper las vulnerabilidades que permiten la propagación pandémica de la enfermedad.

Resultados de los proyectos socioculturales de prevención del VIH en Cuba
El método utilizado para el análisis de las experiencias fue de naturaleza cualitativa, basado en el enfoque de la investigación participativa, en la que se utilizaron técnicas de observación, interrogatorio y revisión documental de los proyectos registrados en los archivos del Centro Nacional de Prevención de las ITS-VIH/SIDA y de sus centros provinciales y municipales, para corroborar su funcionamiento y vigencia. Se entrevistó a informantes claves, como jefes de proyectos de creación cultural, gestores, promotores y responsables provinciales y nacionales. Se observó el accionar de los proyectos en provincias, como Villa Clara y Guantánamo, seleccionadas por la diversidad de sus propuestas y resultados.

Se identificaron proyectos socioculturales de prevención del VIH en todas las provincias del país, relacionados con la música, la danza, el teatro, las artes plásticas, el transformismo, la literatura y el cine como las principales manifestaciones. Se inventariaron 66 perfiles de proyectos, en 45 de los cuales se pudo obtener la ficha completa; y en 21, la minificha.

En su estructura se encontraron proyectos de alcance nacional, provincial, municipal o netamente local. Por sus objetivos estaban dirigidos a sensibilizar, motivar, movilizar y empoderar a través del arte a los distintos grupos poblacionales, en especial a los más vulnerables en función de edad, sexo, preferencia sexual, afiliación religiosa, lugar de residencia, instituciones, sectores y estado serológico al VIH. El enfoque de género se trabajó transversalmente, teniendo como principios básicos de su quehacer el fomento de la unidad, el respeto a la diversidad, la solidaridad y la equidad (8).

La prevención y el cambio se trabajaron en tres dimensiones (personal, institucional y comunitaria), a partir de un proceso riguroso de indagación de las condiciones y estilos de vida del grupo al cual iban dirigidas las acciones.

Un microanálisis de los proyectos permitió identificar algunas tendencias comunes en el trabajo de prevención del VIH, que pueden consignarse como buenas prácticas:

  • Estudio de la realidad para el diseño de la propuesta creativa, incluida la  convivencia en la comunidad.
  • Estructuración de los proyectos a partir de la visión de los involucrados, sus creencias y valores, y los rasgos de la cultura local, lo que ha propiciado el desarrollo de estrategias de prevención que incorporan a su quehacer las concepciones-prejuicios-barreras que tiene la población diana acerca de los riesgos, el cuidado de la salud y su protección sexual.
  • Participación de los diferentes actores sociales en la solución de problemas, en particular la capacidad de movilización de artistas, intelectuales y otros líderes de relevancia nacional o local, así como de su obra, de forma gratuita.
  • Concepción de proyectos de prevención en VIH como parte de propuestas culturales abarcadoras e integrales que permiten la transmisión de valores, creencias, percepciones y conocimientos para la vida a través de la obra artística.
  • Ejercicio de la voluntad de creadores y líderes gubernamentales y sociales de la comunidad, así como el desarrollo de la intersectorialidad como forma de contrarrestar las limitaciones económicas con iniciativas creadoras, a partir de potenciar los recursos locales.
  • Formación del recurso humano capaz de aplicar y consolidar las acciones del enfoque sociocultural.

Por tanto, los proyectos referidos se han desarrollado acorde al contexto económico y cultural que les sirve de soporte y han permitido innovar las formas de hacer la prevención en VIH/sida en los distintos grupos y contextos vulnerables. Su mayor compromiso ha sido propiciar, en el contexto de una respuesta multisectorial más amplia, cambios en los estilos y modos de vida de la población, para disminuir el número de nuevas infecciones y el trato digno a los portadores y enfermos.

Los beneficiarios de estos proyectos perciben efectos positivos en los territorios y la población a los cuales se han dirigido. Entre estos, citaron:

  • incremento de espacios para el encuentro, la capacitación, el diálogo, la socialización, la sensibilización y la visibilidad del problema de salud del VIH a través de la cultura;
  • mayor grado de conocimientos, organización y madurez de los sectores e instituciones en las comunidades para la aplicación del enfoque sociocultural;
  • formación de capacidades y desarrollo del talento artístico en la población meta;
  • incremento del alcance de las acciones y los servicios de información, atención y apoyo (condones, lubricantes, materiales educativos, asesoría, orientación y otros);
  • estímulo y reconocimiento a la labor de quienes trabajan en apoyo a las personas con VIH.

Los proyectos contenidos en el inventario representan solo una parte de lo que se hace en el país y aun cuando entre los mismos se distinguen distintos niveles de madurez creativa y excelencia artística, permiten aseverar que se realiza un acercamiento profundo desde la cultura, entendida en su más amplio sentido,  al problema de salud del VIH.

En un texto titulado «Socialismo y cultura», el intelectual italiano Antonio Gramsci decía:

[…] hay que perder la costumbre y dejar de concebir la cultura como saber enciclopédico en el cual el hombre no se contempla más que bajo la forma de un recipiente que hay que rellenar y apuntalar con datos empíricos, con hechos […]. La cultura es cosa bien distinta. Es organización, disciplina del yo interior, apoderamiento de la personalidad propia, conquista de superior conciencia, por la cual se llega a comprender el valor histórico que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y deberes. Pero todo eso no puede ocurrir por generación espontánea […] el hombre es sobre todo espíritu, o sea, creación histórica […] [15].

Sin dudas, las decisiones individuales de cada ser humano responden a su peculiar sistema de valores, creencias y percepciones, matizadas por las influencias culturales e históricas, los modelos y las expectativas de la comunidad en la que viven, y el grupo social y familiar a que pertenecen, lógicamente dentro del marco de permisión que admite el contexto de desarrollo económico-social en que las personas deben tomar sus decisiones.

Consideraciones finales

Los proyectos de creación cultural en la prevención del VIH son expresión del desarrollo previo y la experiencia acumulada por sanitaristas, educadores en salud, y creadores cubanos, aunque sin dudas constituyen un campo en construcción, de ahí la conveniencia de contar con los criterios y experiencias de actores provenientes de otros contextos geográficos y culturales, para construir los rasgos de universalidad y la evidencia de su efectividad, que permitan mostrar de manera fehaciente el valor del enfoque cultural en la prevención de esta entidad.

Nota

1Se refiere a la ciencia que estudia la actividad creadora.

Referencias

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  4. UNESCO. México y Centroamérica. En Un enfoque cultural de la prevención y atención al VIH/sida. División de Políticas Culturales y Diálogo Intercultural UNESCO. Estudios e informes. Serie especial, no. 21; 2004.
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  15. Gramsci A. Para la reforma moral e intelectual.Madrid: Los libros de la Catarata; 1998.

FECHA DE RECEPCIÓN DE ORIGINAL: 16 de abril de 2014
FECHA DE APROBACIÓN PARA SU PUBLICACIÓN: 16 de mayo de 2014

 

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